lunes, 19 de octubre de 2009

Just that

Tecla por tecla en estridente música. Los tres toman una copa de vino provocando el calor nocturno del Eros. Entre ellos, el músico hace una pausa, se levanta, conversa un rato y retorna a su actividad. Entonces los otros dos, aquellos dos, se miran cómplices sin articular palabra. No lo necesitan para comunicarse. Risotadas y juegos intensos se despiertan entre medio de la oscuridad. Tres frente al piano de la sala, testigo desafinado de ese momento.

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