lunes, 28 de abril de 2014

Nocturnal I

La noche está en silencio y aun así a grito profundo.
¿Qué me dices viento, al punzar mi cabeza con tus voces? No, no quiero seguir el sendero trazado. Prefiero la luz oculta del rincón del librero en la sala, esa, la que conoces y donde me has visto tantas veces. 
"¿Por qué ya no escribes?"
Percibo tu voz, distante, añeja.
"¿Por qué ya no escribes?"
Ignoro la respuesta a tu pregunta. Negaré tres veces y siete más ese verbo si llegas a preguntarme, mis antiversos corruptos jamás pretendieron provocarte. 


"¿Por qué no escribes más? Quiero leerte"

¡CALLA! ¿Con qué derecho te atreves a pedir eso? ¿Tú, tú que me has dejado sin aliento, sin voz? Viniste desde lejos, con aires renovados para engañarme, para creer en los vuelos imposibles, en lugares que jamás la humanidad ha conocido ¿recuerdas? Así fue creciendo mi admiración, mi canto, mi alegría, pero se te olvidó advertirme que en esos vientos tuyos vendrían otros a llenarme la cabeza, a matar mis ilusiones. 
"No era yo en ningún momento, en ninguno"
Entonces ¿era yo antes? ¿Soy yo ahora?
"¿Por qué no escribes?"
No tengo que decirte nada, las palabras te las llevas y quizá es lo único que quiera conservar como mío.