lunes, 15 de septiembre de 2014

(A) condicionamiento

En casa éramos cinco. Aunque un día fuimos cuatro, nunca nos acostumbramos a la tranquilidad y la monotonía de los días. Ahora volvimos a ser un pentagrama de personalidades. Existe en este número un poder mágico o chamánico si se le quiere ver de esa manera; es móvil, adaptable y nos hace pensar que no es mucho o poco, sino justo. Cuando éramos cuatro sentíamos que nos faltaba algo, que la vida se había quedado debíéndonos una factura.

Hace poco más de un mes la pequeña Winnie llegó a completar el número. Con su presencia se movilizaron muchas cosas: las carreras juguetonas, los papeles destruidos, los maullidos en la madrugada, las mordidas en las manos... y qué decir de esa rivalidad entre Freya y Higgins. Siempre hay problemas en los mayores cuando un pequeño llega al hogar.

Los procesos son largos y en ocasiones la adaptabilidad es medir fuerzas. Sin embargo, esta tarde, los cinco integrantes de esta familia dormitan en tranquilidad.