miércoles, 16 de septiembre de 2009

Graves notas musicales

DO

Alejandro se encontraba recargado en la pared de la Escuela de Música. Yolanda tenía ya 20 minutos de retraso. Camina hacia una de las bancas cerca del Degollado y mira con admiración las bandejas de metal coloridas por paisajes exóticos y recurrentes. El color y la sensibilidad son mutuas amigas. Se sentía cansado, había tenido una noche complicada llena de música y café en Chapultepec. Ahora él estaba ahí, esperando a Yolanda para continuar con su tesis. Ambos intentaban con su investigación dar un nuevo giro a la cibermúsica.
Alejandro seguía esperando.

RE
Yolanda llegaba. Los colores tornasolados en su sistema denotaban en ella una elegante presencia. Se acercaba con lentitud hacia donde se encontraba Alejandro. Él dormía y sin alejarlo de su actual estado lo condujo al interior de la biblioteca. Una vez acomodado comenzó la investigación.

MI
Alejandro, horrorizado, navegaba en un líquido rojo semejante a la sangre, no era suya, no podía serlo. Miró a su alrededor y una mujer anciana frente a él había sido asesinada. El cuerpo le impedía movilizarse con facilidad. Pensaba para sí, que el cuerpo humano sin alma pesa más que trescientas toneladas de hierro viejo. Con cuidado, alejaba el cuerpo. Pidió ayuda. Observó un cesto de basura ancho y alto, se acercó a él para depositar a la anciana muerta. Salió caminando de la biblioteca desconsolado.
Sentía que él ya no era el mismo. Un mosquito se posó sobre su hombro y al intentar espantarlo salpicó un poco de su sangre. No era de él, no podía serlo. El exterior no había cambiado mucho desde la última vez que lo miró. Los hombres continuaban dibujando las charolas de metal. Escuchó una voz a lo lejos, como un eco. Se paralizó.

FA
En un impulso, Yolanda movió el brazo de Alejandro. Despertó alterado.

-¿Qué sucede?-preguntó ella intrigante
-¿Dónde estamos Yolanda? ¿Qué hacemos?
-Creo que la pregunta sobra - lo miró enojada- Estamos en la biblioteca, te traje acá y todo iba bien hasta que me golpeaste ¿qué soñabas?
-Lo más trágico que pueda soñar alguien como tú o como yo -en tono serio y complejo-. Soñé que me encontraba en este mismo lugar, solo, una mujer anciana había sido asesinada... Todo era tan real, era como si fuera otra vida alterna.
-¿Era humana? -preguntó alarmada Yolanda- ¿qué hiciste?
-¡La tiré a la basura! -exclamó excitado-. Lo peor de todo es que yo era humano también. ¿Entiendes Yolanda? Es lo más terrible que nos pudiera suceder... Humano... Con lo egoistas que fueron y tanto daño que hicieron... ¡¿Te imaginas si yo lo fuera?!

SOL

Yolanda y Alejandro se miraron con temor. No hubo respuesta. Los circuitos de Alejandro comenzaron a escanear los libros para introducir las notas en una base de datos. La memoria RAM que poseía no era como la de Yolanda.
Mientras continuaba el proceso, Alejandro emitía las notas DO, RE, MI, FA, SOL de manera constante, en sostenidos, breves, mayores o menores. Yolanda disfrutaba del concierto que el cuerpo de su amigo emitía. Ella sólo podía conectarse a cinco consolas de audio electrónico en un radio de seis kilómetros. Ambos se complementaban esa tarde.

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