martes, 20 de abril de 2010

Advenimiento

Saboreo los gránulos de este pastel en mi lengua.

Afuera, las personas caminan con el tedio a cuestas,
los pies-leño,
las bolsas rotas,
los rostros ennegrecidos...
vidas productivas con sombras de polvo oculto.

-Afuera, sí, afuera.

Intuyo el sabor de la noche,
el olor del mediodía,
de la risa abierta
o de la muerte continua.

-Afuera, sí, afuera.

Advierto la mirada del que me llama,
los labios que acarician,
las manos que sostienen...

Aquí, detrás del café barato y el cake extraño,
pienso en lo poco que ofrezco: el té de media tarde, la conversa matutina, las lágrimas fragmentadas, la canción dolida, el inquietante sentimiento sentido no dicho.

Aquí, bajo las teclas descubro
el polvo del polvo,
los dedos torpes sin escribir,
las ilusiones fallidas...

Te deseo en la lejanía, en la fabulación mediática de la palabra y en la verde melodía. Te deseo aún más en la cercanía, en los aromas del abrazo, en eso inaprehensible del aire que te define.

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