A fin de cuentas se nace sin padre ni madre,
solo,
entre la multitud de personas que transitan a tu alrededor.
A fin de cuentas,
se pasan los días contando el tiempo
para el final del cataclismo.
Se nace,
se crece
y se cree fervientemente en la ilusión de la compañía
para llegar a la plenitud.
A fin de cuentas,
se encuentra la soledad acompañada de otra soledad
haciéndose ambas un abismo incanzable.
Mirar el profundo y oscuro pozo donde se pierde la razón.
Se trata de estar en soledad consigo mismo.
Tristemente cierto eso de "contando los días para el cataclismo" . En ello hemos degenerado: en temor, inseguridad y desesperación de vernos con las manos vacías ante la posibilidad.
ResponderEliminarBien trazado tu poema...muy cierta su perspectiva y aunque ello no es necesario para "versar", ayuda mucho a la empatía.
Un abrazo bien chileno!
Amanda... y yo que me digo que no soy poeta jijiji, gracias por tu comentario.
EliminarAhora que no se terminó el mundo... ¿qué seguirá? Por ahí escuché algo que me hizo pensar mucho y que ahora reflexiono, quizá el escritor muchas veces se la vive en ese final de los días, celebra el cataclismo para poder crear... ¿será?