sábado, 13 de junio de 2009

... yo también...

Yo también idealicé el amor. Me sumé a las cifras de víctimas registradas en los anales de la vida. Experimenté el gota a gota convertido en mar, invité a Penélope como guía de mi propio infierno dantesco, caminé por oscuras calles entre la neblina melancólica y me engolosiné con la miel del irreal deseo erótico. En ese aletargado tiempo esperé y el Príncipe Azul no apareció. Resulta que, una vez cuando idealicé el amor, pensé que no valía la pena hacerlo. No era parte del estar aquí y ahora.

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