sábado, 13 de junio de 2009

Ese momento

“¿Te aburriste?” Le preguntaba él mientras se acercaba lentamente a sus labios; los deseaba sobremanera. Imaginó, en medio del papeleo en la oficina, cómo aprisionar otra vez esa boca que ya era suya. “Pensé varias veces en ti hoy…” susurraba acariciando con un dedo el borde de los labios de ella. No hubo palabras.

Él adoraba rodear con su lengua la tersa carne roja crecida de sus senos. Sentir con ese sólo hecho la aceptación de ella para ser poseída.
Pudorosa, la habitación, se aleja ante la vaporosa escena de deseo. El silencio se tornaría en lenguaje nuevo contenido en respiraciones profundas.

El ruido matinal de la calle la despierta en la cama. Mira a su izquierda y confirma la presencia de él, ahí, dormido. En ese momento, cuando su aroma inquietante aviva su deseo, sabe que él ahora le pertenece.

No hay comentarios:

Publicar un comentario