sábado, 13 de junio de 2009

Café maduro

Cuatro de la mañana. Pongo agua a fuego lento. Miro abstraída el líquido moviéndose en el recipiente.
Agua.
Líquida ciudad.
Lluvia de verano.
Saliva en un beso.
Semen escurriendo por mi vientre.
Lágrima por esta triste noche solitaria.
Agua. Agua que hierve a punto de un café. Cuatro y cinco de la mañana. Vierto una cucharada del oscuro polvo granoso y revuelvo. Una, dos, tres veces… Olor añejo de tiempos que no vuelven. Sigo sin parir una idea en esta habitación grisácea llena de ese Otro que fue mío.

3 comentarios:

  1. Qué bonito Reyna, me gusta cómo describís y siempre en cada uno de tus escritos siento que hay un secreto que ata a seguir leyendo.
    Una estrellita para tí! :)

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  2. Gracias Sara, es agradable tener comentarios como el tuyo. Un saludo.

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  3. Me gusta esto también. Te sigo leyendo Reyna.
    Hugo. Chiapas.

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